En Japón es una vida completamente diferente… y no es sólo un dicho. Además de los kilómetros que nos separan de la Tierra del Sol Naciente y de las diferencias culturales, no hay que olvidar el huso horario.
En invierno, cuando usamos la hora estándar, en Japón se adelanta 8 horas (por ejemplo, cuando son las 10 de la mañana en Japón son las 6 de la tarde allí), mientras que en verano (con el horario de verano) hay una diferencia de 7 horas (si son las 10 de la mañana aquí, son las 5 de la tarde allí).
Afortunadamente, sin embargo, todo Japón adopta el mismo huso horario: la hora en Tokio es la misma que en Osaka, Kyoto e incluso las islas de Okinawa y, además, el horario de verano no se aplica desde la Segunda Guerra Mundial… ¡así que hay que hacer un cálculo menos!
Los síntomas del Jet-Lag
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Dicho esto, la diferencia horaria es bastante significativa y las consecuencias del jet lag podrían serlo también sin tomar algunas precauciones.
Volando rápido en un lugar donde las horas de luz y de oscuridad tienen un ritmo completamente diferente al que nuestro cuerpo está acostumbrado, es normal que nuestro cuerpo no esté preparado y tenga dificultades para adaptarse al nuevo ciclo de sueño y de vigilia y sentimos una sensación general de agotamiento, fatiga, debilidad, pero también dolores de cabeza y falta de apetito.
Por supuesto, esto no es nada serio o incluso irreparable y, con unas pocas precauciones, podemos mitigar significativamente los efectos dañinos en nuestro cuerpo.
¿Cómo reducir los efectos del jet lag?
En primer lugar, jugamos por adelantado: salimos bien relajados, intentando dormir bien y evitando el estrés de última hora.
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Si podemos organizar los últimos días antes de la salida ajustando nuestra rutina diaria a la hora del destino, ya estaremos bien encaminados: viajando hacia el este, es mejor poner el despertador un poco más temprano a la mañana y dormir temprano en la noche, tratando de alinear nuestro reloj biológico al ritmo luz/oscuridad que hay en Japón.
Duerme durante el vuelo
Una vez a bordo del avión, debemos prepararnos para un largo viaje durante el cual es aconsejable dormir; para favorecer el descanso, es mejor comer alimentos como pasta, arroz y pan que sean conciliadores, relajarse y recurrir a ejercicios de meditación, evitando absolutamente los «atajos» para dormir como el alcohol o los somníferos.
A bordo del avión también es útil moverse regularmente y dar cortos paseos, beber mucha agua y, en general, evitar cualquier fuente de estrés: ¡nuestro cuerpo ya está experimentando un período de gran estrés con el cambio de tiempo y ciertamente no es el momento de someterlo a más pruebas físicas!
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¿Y una vez en Japón?
Evitemos hacer lo primero que se nos ocurra e ir a dormir a mitad del día: de esta manera aumentará la diferencia entre su zona horaria y la de destino, lo cual no es aconsejable. El primero día debes aguantar hasta la noche japonesa.
Sabemos que es duro el primer día pero la llegada y la emoción amortiguará el sueño y serás capaz de aguantar.